lunes, 12 de enero de 2015

ORNAMENTO Y DELITO, ADOLF LOOS



En 1908 el genio austriaco Adolf Loos publica el texto ornamento y delito, con el que consigue sobresaltar a la sociedad, y que se comience a hablar, de la revolución social de la arquitectura. A lo largo de este texto podemos destacar, sin lugar a dudas, dos ideas principales: la lucha contra la decoración y la ornamentación, y un gran desprecio hacia el derroche, tanto humana como materialmente.

El ornamento era capaz de crear belleza y de transmitir sensaciones, pero eso forma parte de la arquitectura antigua. La arquitectura debe evolucionar, desarrollarse y convertirse en algo funcional y todo ello sin la necesidad de estas recargada de ornamento. En épocas anteriores el ornamento se consideró factor determinante a la hora de crear ambientes de alegría y vitalidad, pero el pensamiento de Loos, era completamente distinto. Algo muy ornamentado no va a provocar en ti una sensación de mayor bienestar o mayor vitalidad.

 No obstante la ornamentación del pasado se cuidó y se reformó. Se construyeron enormes palacios para albergar grandes tesoros y enseñarlos al mundo haciéndoles creer infelices por el simple hecho de que su época no contara con su propio ornamento. Loos les afirma que están equivocados y que por fin se ha conseguido derrotar al ornamento, muy pronto las paredes lucirán blancas y lisas, como Sion, la capital del cielo.

Pero existía un grave problema. El hombre estaba lo suficientemente adelantado como para darse cuenta que algo no ornamentado podría aportar más belleza que un simple objeto con millones de decoraciones. Era muchos más sugerente comprar algo con millones de florituras y adornos por el mismo precio que esa misma cosa sin ningún tipo de ornamento. A lo cual ayudó el estado, cuya misión, es retrasar a los pueblos en su avance cultura.

En resumidas  cuentas, lo que Loos nos quería comunicar era que la arquitectura tiene que ser  sencilla, funcional y barata. EL ornamento sale sobrando por todos sitios. Además del mal gusto que tiene una ornamentación sobre cargada, es un gasto excesivo de dinero, y no solo eso, sino también de trabajo. Es casi más importante la calidad de vida de los trabajadores, que incluso, el dinero que se pueda llegar a gastar. Aunque no obstante con el derroche de dinero que se hace lo que en verdad se está llevando a cabo es un crimen contra la economía del país.


En la época de 1908 ninguna persona cuerda aceptaría todo esto y para ello Loos utiliza el ejemplo de las tribus, de las sociedades marginales etc. Los miembros de las tribus primitivas siempre han adornado sus cuerpos con tatuajes, perforaciones, abalorios y demás adornos, mientras que en las sociedades avanzadas las personas muestran sus cuerpos limpios. Incluso, para ser más claro, afirma que en una sociedad racional y avanzada (refiriéndose a la de 1908) como la nuestra las únicas personas que llevan tatuajes son marginales presidiarios etc. 

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