En 1908 el
genio austriaco Adolf Loos publica el texto ornamento y delito, con el que
consigue sobresaltar a la sociedad, y que se comience a hablar, de la
revolución social de la arquitectura. A lo largo de este texto podemos
destacar, sin lugar a dudas, dos ideas principales: la lucha contra la
decoración y la ornamentación, y un gran desprecio hacia el derroche, tanto
humana como materialmente.
El ornamento
era capaz de crear belleza y de transmitir sensaciones, pero eso forma parte de
la arquitectura antigua. La arquitectura debe evolucionar, desarrollarse y
convertirse en algo funcional y todo ello sin la necesidad de estas recargada
de ornamento. En épocas anteriores el ornamento se consideró factor
determinante a la hora de crear ambientes de alegría y vitalidad, pero el
pensamiento de Loos, era completamente distinto. Algo muy ornamentado no va a
provocar en ti una sensación de mayor bienestar o mayor vitalidad.
No obstante la ornamentación del pasado se
cuidó y se reformó. Se construyeron enormes palacios para albergar grandes
tesoros y enseñarlos al mundo haciéndoles creer infelices por el simple hecho
de que su época no contara con su propio ornamento. Loos les afirma que están
equivocados y que por fin se ha conseguido derrotar al ornamento, muy pronto
las paredes lucirán blancas y lisas, como Sion, la capital del cielo.
Pero existía
un grave problema. El hombre estaba lo suficientemente adelantado como para
darse cuenta que algo no ornamentado podría aportar más belleza que un simple
objeto con millones de decoraciones. Era muchos más sugerente comprar algo con
millones de florituras y adornos por el mismo precio que esa misma cosa sin
ningún tipo de ornamento. A lo cual ayudó el estado, cuya misión, es retrasar a
los pueblos en su avance cultura.
En
resumidas cuentas, lo que Loos nos
quería comunicar era que la arquitectura tiene que ser sencilla, funcional y barata. EL ornamento
sale sobrando por todos sitios. Además del mal gusto que tiene una
ornamentación sobre cargada, es un gasto excesivo de dinero, y no solo eso,
sino también de trabajo. Es casi más importante la calidad de vida de los
trabajadores, que incluso, el dinero que se pueda llegar a gastar. Aunque no
obstante con el derroche de dinero que se hace lo que en verdad se está
llevando a cabo es un crimen contra la economía del país.
En la época
de 1908 ninguna persona cuerda aceptaría todo esto y para ello Loos utiliza el
ejemplo de las tribus, de las sociedades marginales etc. Los miembros de las
tribus primitivas siempre han adornado sus cuerpos con tatuajes, perforaciones,
abalorios y demás adornos, mientras que en las sociedades avanzadas las
personas muestran sus cuerpos limpios. Incluso, para ser más claro, afirma que
en una sociedad racional y avanzada (refiriéndose a la de 1908) como la nuestra
las únicas personas que llevan tatuajes son marginales presidiarios etc.
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